En el segundo año de su reinado, Nabucodonosor, rey de Babilonia, tuvo un sueño que no recordaba pero del cual quería saber su significado. Realmente su espíritu estaba turbado; para aclarar el asunto mandó llamar a sus más sobresalientes magos y sabios de manera que le revelaran el misterio, pero estos no pudieron. Ante dicha situación la orden del rey fue:
EJECÚTENLOS!
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